Y así nació el club.
El 24 de diciembre de 1889 en un bar ubicado en la avenida Alberdi
23 bis, donde años después se levantó el Colegio Talleres, un grupo de
funcionarios y empleados del ferrocarril Central Argentino decidieron fundar
una institución con el afán de poder recrearse practicando deportes. Después de
terminar sus horas de trabajo en el ferrocarril concurrieron al mencionado
café, donde esa víspera de nochebuena permanecieron hasta que anocheció. Entre ellos se encontraban: Mr. Colin
Bain Calder, que fue elegido primer presidente, Thomas Hooper,
vicepresidente, C. Chamberlain, secretario y los señores Whitbet, T. Muthon, H.
Cooper, W. Malhoil, Barton, E. Camp, Stephen Sims, Muskett, Miguel Green, A.
Mayne, Wilkinson, Lamb y Hollis, entre otros. La elección del nombre de la
flamante institución estuvo a cargo de Thomas Muthon, que propuso llamarlo
Central Argentine Railway Athletic Club, cuya traducción al español sería Club
Atlético Ferrocarril Central Argentino. Asimismo también eligió los colores de la casaca, que fueron el blanco y rojo, divididos
a cuatro mitades. La propuesta fue aceptada y la novel
entidad fue bautizada con ese nombre, adoptando la camiseta citada. Cabe resaltar que era un club exclusivo
del ferrocarril y que solamente los funcionarios o empleados de la empresa
británica de trenes podían estar asociados a él. Al año siguiente situó su
primer campo de juego entre los antiguos portones 3 y 4 del ferrocarril Central
Argentino. Esos terrenos le pertenecían a la empresa y por intermedio de los
señores W. Lucas y T. Russel (era un alto funcionario del F. C. C. A.) pudo
instalar allí su cancha de críquet, donde luego también se practicó fútbol.
Dicho field, según la denominación de la época, se encontraba cerca del
pasaje de Las Cadenas (posteriormente pasaje Celedonio Escalada) y de la Plaza
Central. Cuentan que las primeras reuniones se efectuaron en un vagón, que
también funcionó como vestuario para los jugadores en los días de partidos.
En un principio la actividad de la entidad se limitó a la práctica
de críquet entre los asociados, que eran miembros del F. C. C. A. Luego se
empezó a desarrollar el fútbol, con torneos internos entre equipos constituidos
por las distintas secciones de los talleres del ferrocarril. Thomas Hopper fue
unos de los propulsores del fútbol dentro de Central Argentine, ya que su
intención era que la actividad futbolística se intensificara dentro de la
institución.
Formación de Rosario Central en 1903, con la camiseta azul y blanca, a cuatro cuadros. |
Luego en 1890 conformó su primer equipo de fútbol, por
tal razón decidieron buscar un oponente para medir fuerzas. A mediados de mayo
del mencionado año, Mulhal, integrante de Central Argentine recorrió toda la
zona portuaria buscando posibles
rivales, hasta que dio con el buque de guerra Beagle, de bandera británica que
se encontraba anclado en el antiguo muelle de Comas, en la bajada Sargento
Cabral. Allí acordó la disputa de un partido de fútbol entre los tripulantes
del barco y su equipo. Finalmente el cotejo se realizó y el resultado fue un
empate en uno. Días más tarde se llevó a cabo la revancha,
donde el cuadro de la ciudad de Rosario triunfó por 2 a 1.
Más tarde en 1903 las empresas
de trenes Central Argentino y Buenos Aires a Rosario se fusionaron. A raíz de
este hecho se realizó una asamblea extraordinaria en el club, que fue presidida
por Pearse. Al cónclave asistieron 130 socios, que a su vez eran miembros de
diferentes sectores del ferrocarril. Un grupo de asociados sostenía la idea de
que la entidad debía cambiar de nombre, en tanto algunos socios querían seguir
con la antigua denominación. Los asociados pertenecientes a los sectores de San
Martín y Campana plantearon pasar a llamarse C. A. Central Rosario. Miguel
Green fue quién propuso el nombre de Club Atlético Rosario Central, que fue finalmente
asignado. Así nació la denominación con la que se lo conoce aún en nuestros
días. Asimismo se permitió que personas ajenas a la empresa de trenes pudieran
asociarse al club. Ese año también cambió los colores de su divisa, que mantuvo el formato, pero reemplazó el rojo por el azul. En tanto, Juan Dellacasa, en su libro Puntapié Penal señaló
que el nombre fue impuesto definitivamente en 1904.
Ese es el primer capítulo de la historia canalla, que hoy cumple 124 años.
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