viernes, 29 de mayo de 2015

Copa Centenario de la Revolución de Mayo

Jugadores de la selección Argentina, que disputaron la copa Centenario Revolución de Mayo en 1910. Entre ellos podemos ver a Harry Hayes, cruzado de brazos en el centro de la imagen, luciendo unos bigotes y a José Viale, el último de izquierda a derecha. 
Entre los días 29 de mayo y 12 de junio de 1910 se disputó la copa Centenario Revolución de Mayo, con motivo de la celebración de los cien años de dicha gesta patria en la República Argentina. Del torneo amistoso de carácter internacional, participaron las selecciones de Argentina, Chile y Uruguay.
En el equipo de la selección Argentina que disputó el evento se destacaron tres jugadores de la Liga Rosarina de Football. Ellos fueron Manuel Paulino González y José Viale de Newell’s Old Boys y Harry Hayes de Rosario Central. Una clara demostración de la importancia del fútbol en la ciudad de Rosario, que ya por aquellos lejanos años le aportó talento al combinado nacional.
Dos días antes del inicio del triangular, el viernes 27 de mayo, midieron fuerzas los combinados de Argentina y Chile, en la cancha de Belgrano Athletic Club en Buenos Aires.
El elenco albiceleste se impuso por 3 a 1, con goles de Pinoto Viale, Maximiliano Susán y Harry Hayes. En tanto que Simmons, anotó para el cuadro trasandino.
Cabe remarcar que ese fue el primer enfrentamiento internacional del seleccionado de Chile. Asimismo ese día hicieron su debut con la camiseta albiceleste Harry Hayes y Manuel Paulino Lito González, mientras que también fue de la partida Armando Ginocchio (Newell’s) -le atajaron un penal-, quien posteriormente no jugó los dos encuentros de la copa.  
Luego el domingo 29 de mayo comenzó el certamen. En el primer encuentro Uruguay batió a su similar chileno por 3 a 0, con goles de Piendibene (5’), Brachi (75’) y Buck (85’). El cotejó se efectuó en la cancha de Colegiales, donde asistieron seis mil personas.
Una semana después, es decir el domingo 5 de junio hizo su debut el conjunto  anfitrión, que doblegó con holgura a Chile, tras imponerse por 5 a 1, en la cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, sita en el barrio porteño de Palermo. Esa tarde se lucieron los delanteros de los clubes rosarinos, José Viale, que abrió el marcador a los 16’ y Harry Hayes, que señaló a los 26’ y 40’. Los restantes goles fueron anotados por Weiss a los 66’, Susán a los 82’ (ambos argentinos) y Campbell a los 49’ (Chile).
Argentinos y uruguayos llegaron al último partido con dos puntos cada uno, por lo que el choque entre ambos definiría el título. El domingo 12 de junio en la cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, ante ocho mil espectadores, Argentina goleó a Uruguay por 4 a 1. A los 16’ José Viale señaló la primera conquista del cotejo, luego Harry Hayes estrió la ventaja del local a dos minutos de finalizar el primer período. A los 5’ de iniciado el complemento Watson Hutton convirtió el tercero. Ocho minutos después José Piendibene descontó para el seleccionado charrúa y finalmente Susán anotó el tanto final a los 64’. Con ese magnificó triunfo la selección albiceleste se quedó con la copa Centenario de la Revolución de Mayo.  Es preciso destacar la notable actuación que tuvieron en el torneo los futbolistas de los equipos de Rosario, ya que José Viale señaló dos goles y Harry Hayes tres, siendo el goleador del triangular.
Ese pequeño torneo amistoso, fue el primero de carácter internacional jugado por selecciones en Sudamérica y además fue el puntapié inicial para que seis años después se llevara a cabo el primer campeonato sudamericano, organizado por la Conmebol.

martes, 26 de mayo de 2015

Inauguración de la tribuna de la visera de la cancha de Newell's


Espectacular imagen de la tribuna de la visera hacia la década de 1930. 
Tras desmantelarse la antigua estructura de madera, que ofició como tribuna oficial en la cancha de Newell's (luego de ser desarmada fue vendida al Club Atlético Provincial que la instaló en su campo de juego) se empezó a construir en su lugar la tribuna de la visera. Dicha grada fue la primera de cemento que tuvo el club. Fue proyectada y edificada por la prestigiosa firma rosarina Ferrarese Hnos. y Cia.

El primer partido que se disputó con la nueva tribuna techada fue el que llevaron a cabo los seleccionados de Rosario y Buenos Aires, el jueves 9 de mayo. Dicho cotejo se organizó con el objetivo de recaudar fondos para la construcción de un local propio para la Liga Rosarina de Football. Cabe remarcar que el combinado rosarino se impuso por 2 a 0, con goles de Scaroni y Barreiro. Posteriormente el domingo 12 de mayo, Newell’s Old Boys jugó en su estadio ante Sparta, a quien venció por 3 a 1, con tantos de Azurmendi (2) y Murúa, mientras que Borio anotó para el elenco derrotado.
Dirigentes y allegados de la institución del parque posando junto a las escalares de la tribuna de la visera, el día de su inauguración. Ese histórico lugar aún se conserva. 
Foto 2
De todas formas la inauguración oficial se efectuó el 26 de mayo de 1929. Con motivo de la celebración se preparó ese día una gran fiesta, donde hubo un desfile, encabezado por la banda musical del cuerpo de bomberos. Además estuvieron presentes representantes de los distintos clubes que participaban en la Liga Rosarina. Luego se preparó un encuentro de fútbol entre el anfitrión y Boca Juniors, invitado para el evento especial. Bajo el arbitraje de Juan Rota, los elencos formaron de la siguiente manera. El cuadro rojinegro lo hizo con: José Serena; Fermín Lecea y  Natalio Molinari; Alfredo Chabrolín, Cataldo Spitale y Julián Sosa; Rogelio Paz Murúa, Valentín Ercole, Walter Haumuller, Manuel Azurmendi y Agustín Peruch. Mientras que los xeneizes alistaron a: Merello; Muttis y Estrada; Médice, Fleitas Solich y Moreiras; Penella, Kuko, Tarasconi, Cherro y J. Evaristo. El puntapié inicial estuvo a cargo de la señorita Margarita Semino.
Rápidamente el trámite del encuentro se tornó netamente favorable al conjunto boquense, que abrió el marcador mediante un cabezazo de Kuko, algunos minutos después Penella amplió la ventaja. En la segunda parte Tarascone con un soberbio remate estableció el 3 a 0 final. A pesar de la dura derrota del local, no se vio opacada la celebración de la inauguración de la nueva tribuna, que aún en nuestros días se puede contemplar, ya que mantiene la fachada original. Es la platea oficial, que fue testigo de innumerables jornadas futbolísticas rojinegras, que vio a grandes jugadores comenzar su carrera, también presenció alegrías y tristezas, y que el 22 de diciembre de 2009 (80 años y casi 7 meses después) se la bautizó con el nombre de Gerardo Martino, jugador con más presencias con la camiseta de Ñuls en torneos de A.F.A.
La tribuna Gerardo Daniel Martino, forma parte del patrimonio histórico de la ciudad.


Foto 2: Corresponde al día de la inauguración oficial de la tribuna de la visera, el 26 de mayo de 1929. Jugadores de Newell’s y Boca Juniors posando distendidos en el campo de juego. Allí podemos ver entre otros a Máximo Fernández, Julián Sosa y Fermín Lecea. 

viernes, 15 de mayo de 2015

La cancha del cruce

La tribuna oficial de la cancha del cruce.
El primer campo de juego que tuvo Central Argentine Railway Atheltic Club (desde 1903 Rosario Central) se situó entre los antiguos portones 3 y 4 del ferrocarril Central Argentino. Esos terrenos, que quedaban ubicados en inmediaciones del paso de Las Cadenas (hoy pasaje Celedonio Escalada), eran propiedad del ferrocarril y por intermedio de los señores W. Lucas y T. Russel el club pudo instalar su cancha de críquet, donde luego se practicó también fútbol. Posteriormente en 1896 se mudó entre la avenida Alberdi y Jorge Harding, en unos terrenos que pertenecían al señor Oldendorff.
Luego llegamos al año 1902, cuando se instaló en la denominada Quinta Sanguinetti. De ese field nos ocuparemos en la presente nota, describiendo cada rincón de él, como si retrocediéramos imaginariamente en el tiempo y pudiéramos aunque sea por un instante dar un recorrido, para observar con detenimiento su fisonomía.
La denominada “cancha del cruce” se ubicó entre las calles Catamarca, Constitución y Castellanos. Se la conocía de esa manera, ya que se encontraba unas pocas cuadras al oeste del cruce Alberdi. Las adyacencias del campo de deportes contaban con pocas edificaciones, la que más sobresalía era una de dos pisos, llamada Villa Sanguinetti (tenía el apellido de sus propietarios), que se levantaba al sudoeste de la cancha, cercana a la calle Alsina y al extremo de una larga casa con cuartos (en el censo 1910 figura como conventillo), que como la Villa, miraba a la cancha.
Allí se podía acceder viajando en el tranvía de la línea 5, con recorrido final en el pueblo Alberdi (a partir de 1918 fue anexado a Rosario como barrio).
El predio tenía unos 15.000 m2, de los cuales alrededor de 5.000 pertenecían al ferrocarril y el resto a los sucesores de Bernardo Sanguinetti.
Los alrededores de la cancha estaban cubiertos casi en su totalidad por pastos altos, en tanto Wladimir Mikielevich afirmó en su nota ¡Aquella cancha del viejo “Talleres”! que al norte el reducto lindaba con varias vías, mientras que en el extremo este cerraba la calle Catarmarca a unos cien metros al oeste de Constitución. En tanto que en la parte sur sucedía lo mismo con Castellanos, que estaba cortada por la cancha cien metros al norte de Tucumán y la continuación de Catamarca seguía cerca de veinte metros antes de llegar hasta Alsina. Cabe destacar que por aquellos años no existía la actual calle Bordabehere, que fue abierta posteriormente al sur de los terrenos del F. C. C. A.  
Ya hemos llegado…ahora entremos por el portón que se situaba por Castellanos y demos una recorrida por dentro.
Al campo de juego, que estaba cercado por un alambrado, lo bordeaba un espacio libre, desde donde se podía mirar los partidos. Al sudeste se levantaba una casilla de madera, que hacía las veces de vestuario o incluso se utilizaba como depósito. Además contaba con una tribuna, que medía unos veinticinco metros y estaba pintada de verde. La grada tenía un cartel donde se podía leer “para socios solamente”. En la planta alta de la misma casi siempre concurrían damas de recatado comportamiento.
Cuenta Wladimir Mikielievich que los días en que se disputaban partidos importantes se colocaban por la parte interior del alambrado unas fajas confeccionadas con bolsas de arpilleras para impedir ver el encuentro a aquellos que no abonaban los cincuenta centavos que costaba la entrada. Sin embargo había quienes burlaban este impedimento, subiéndose a los techos de los vagones de carga, que permanecían casi siempre estacionados sobre las vías, que se encontraban muy cerca del sector norte del campo de juego. De todas formas esta intrépida manera de presenciar los cotejos tenía sus riesgos, debido a que en más de una ocasión, los hinchas debían saltar rápidamente y huir al escuchar la pitada de las locomotoras de maniobra, porque podía ponerse en movimiento la fila de vagones. Asimismo añadió que muchas veces sospechó, ante la reiteración en la misma tarde de los toques de silbato, que éstos eran efectuados por maquinistas contratados por las autoridades del club. También asustaban a los fanáticos los silbatos de los trenes que circulaban por las vías paralelas, vinculando Rosario con Cañada de Gómez, Pérez y Casilda.
Rosario Central permaneció en la cancha del cruce hasta 1918, cuando un buen día desarmaron el alambrado, la casilla y la tribuna. El nuevo reducto canalla o de “talleres” (como se lo apodaba por ese entonces) se trasladó en inmediaciones de la parada Castellanos, entre las calles Iriondo y Facundo de Zuviría (hoy Central Argentino), no tan lejos de la Quinta Sanguinetti, en un predio que también le pertenecía al ferrocarril.