El apodo de un club o equipo de fútbol es su marca registrada, su manera de identificarse ante el rival. Los hinchas lo llevan con orgullo y lo sienten propio. Algunos comenzaron siendo apelativos descalificativos por parte de sus más férreos oponentes, pero con el tiempo los fueron adoptando y se identificaron con ellos. En otras ocasiones los motes surgieron por anécdotas que sucedieron en algún pasado remoto, que se recuerdan y perduran en la memoria colectiva de todos los hinchas o en otros casos responden a diferentes motivos.
A continuación la historia de uno de los motes más característicos de nuestro fútbol, el de Argentino, que se originó en los primeros años de existencia del club y lo ha acompañado a lo largo de toda su historia:
El apodo que ostenta hoy en día Argentino es bastante particular y distintivo, ya que ningún otro equipo tiene el mismo sobrenombre. Pero para saber el por que de ese seudónimo, hay que remontarse a los primeros años de existencia del club, más precisamente a la vieja cancha de Embarcaderos, donde un vendedor ambulante de origen español, llamado José Pernía, pregonaba los lupines que vendía, gritando: “¡A los altramuces! ¡Salaítos, salaitos los tengo! Luego una tarde cuando se disputaba un decisivo encuentro con la cancha abarrotada de público, al producirse un gol, la señora Isabel, esposa del mercader ibérico, vociferó: "vivan Los Salaitos y dulces". Fue así que estos dos inmigrantes, oriundos de Cádiz, que se radicaron en Rosario, junto a sus hijos, bautizaron con ese mote a la institución de zona norte, el cual ha sido motivo de orgullo para hinchas y jugadores, durante toda su historia y lo sigue siendo en la actualidad.
Nota: Embarcaderos Córdoba y Rosario, cuya cancha quedaba ubicada en bulevar Avellaneda y Gorriti, fue el primer nombre que tuvo el actual Argentino.
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