martes, 31 de agosto de 2010

Sparta campeón del trofeo Alfredo J. Rouillon

El equipo reducido de Sparta que se adjudicó el trofeo Rouillon organizado por el club Estudiantes en la cancha de Newell’s el 6 de octubre de 1929.


Con motivo de su décimo tercer aniversario el Club Atlético Estudiantes organizó el domingo 6 de octubre de 1929 dos torneos reducidos de fútbol de siete jugadores. Los mismos se llevaron a cabo en el estadio de Newell’s Old Boys, donde se disputaron todos los encuentros, que tenían una duración de treinta minutos, divididos por dos tiempos de 15’ cada uno. En primer lugar por la mañana jugaron aquellos equipos que militaban en la división Intermedia, a quienes se le sumaron algunos conjuntos de localidades vecinas. Allí se puso en juego la copa diario La Acción, que fue obtenida por Alumni de Casilda.
Asimismo por la tarde se efectuó el certamen por la copa Alfredo J. Rouillon, que contó con los elencos de primera división de la Liga Rosarina de Football y Racing Club de Avellaneda, que asistió al evento con jugadores de la talla de Natalio Perinetti. El mencionado certamen fue ganado por Sparta, que venció en la final a Tiro Federal por 1 a 0.
El único tanto del cotejo definitorio lo marcó Cristóbal López mediante un potente remate cruzado que no pudo ser detenido por el arquero tirolense. También vale la pena remarcar la gran victoria que logró el conjunto albinegro ante Racing, a quien batió por 2 a 1, en un partido que fue considerado por el diario La Acción como el mejor de la jornada, por lo emotivo.

El desarrollo de los dos torneos fue el siguiente:

Por la mañana:
Copa diario La Acción
Primera ronda:

Rosario Puerto Belgrano 1 – Washington 0
Intercambio 2 – Provincial 0
Alumni de Casilda 2 – Unión de Arroyo Seco 1
Nota: Independiente de Gálvez accedió directamente a la segunda fase.
Segunda ronda:
Alumni de Casilda 3 – Independiente de Gálvez 1
Intercambio 2 – Rosario Pto. Belgrano 1
Final
Alumni de Casilda 1 – Intercambio 0
El equipo de Alumni de Casilda estuvo integrado por: Taverna, Morgante, Biffa, Félix Sarasíbar, Fiori, José Podestá y Pérez.
El cuadro del club Alumni de Casilda que se hizo acreedor del torneo matutino.


Por la tarde:
Copa Alfredo J. Rouillon
Primera ronda:
Sparta 2 (V. Cubillas 2) – Fisherton 0
Atlantic Sportsmen 3 (Bussi 2 -el 1° de penal- y Adet) – Nacional 2 (Vera Candiotti y Alonso)
Tiro Federal 3 (Bussolini y Muzzio 2) – Estudiantes 0
Central Córdoba 3 (Medina y Aguirre 2) – Belgrano 1 (Irazoqui)
Racing Club 1 (Malloni) – Calzada 0
Newell’s Old Boys 3 (PT 14’ y ST 5’ W. Haumuller; ST 3’ S. Luna) – Rosario Central 2 (ST 14’ N. Luna y ST 15’ A. Podestá).
NOB: Gerónimo Díaz, Natalio Molinari y López, Cataldo Spetale, Walter Haumuller, Segundo Luna y Cagnani.
RC: De Marchi, Trado, Arturo Podestá y Romano, Nazareno Luna, Antonio Miguel y Gerardo Rivas.
Segunda ronda:
Tiro Federal 2 (Pardal y Muzzio) – Atlantic Sportsmen 0
Sparta 2 (Cubillas y C. López) – Racing Club 1 (Tabar)
Nota: El cotejo finalizó igualado en uno y se disputó un alargue de dos tiempos de 5’.
Central Córdoba 0- Newell’s 0
Nota: El elenco charrúa se clasificó por sorteo.
Semifinal
Tiro Federal 1 (Bussolini) – Central Córdoba 0
Nota: Sparta pasó directamente a la final.
Final
Sparta 1 – Tiro Federal 0
Formaciones
Sparta 1: Federico Vidal, Armando Etchepare, Juan Barbieri, Juan Gómez, Víctor Cubilla, Cristóbal López y Guzmán.
Tiro Federal 0: Dualde, Bureu, Mujica, Denessine, Muzzio, Pardal y Bussolini.
Gol: 13’ C. López (S).
Árbitro: Juan Rota.
Nota: Todos los partidos se disputaron el domingo 6 de octubre de 1929 en la cancha de Newell’s Old Boys. Los mismos tenían una duración de treinta minutos. Cabe remarcar que los torneos no fueron de carácter oficial, ya que estuvieron patrocinados por el club Estudiantes y no por la Liga Rosarina.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Leprosos

Las paredes de la escuela de Newell habrían sido comparadas con las de un leprosario por sus rivales, dando origen al apodo que ostenta el club rojinegro.


En muchas ocasiones los apelativos de los clubes de fútbol se originaron como adjetivos descalificativos, que con el correr del tiempo fueron adoptados, convirtiéndose en estandartes de aquellos equipos a los que fueron atribuidos.
Ese es el caso del mote que lleva consigo Newell’s Old Boys, que es conocido por todos como La Lepra, por consiguiente sus hinchas y jugadores como leprosos. El origen del apodo al igual que el de su tradicional adversario, tiene dos hipótesis que pugnan entre sí. Una (la más conocida) indica que en los años ‘20 se habría organizado un partido amistoso entre Newell’s y Central, cuya recaudación iba a ser destinada a beneficio de los enfermos de lepra del Hospital Carrasco. Cuentan que el elenco rojinegro aceptó disputar dicho cotejo, en contraposición de su archinémesis, que se negó a hacerlo. Por tal motivo quedó bautizado para siempre como leproso. Es posible que ello haya sucedido, ya que era muy común en esa época que grupos de damas de caridad organizaran este tipo de encuentros a beneficencia. De todos modos no existen datos concretos al respecto y la versión no ha sido confirmada nunca con fundamentos certeros. También conviven distintas adaptaciones de lo sucedido, por ejemplo hay algunas fuentes que citan al Patronato de Leprosos, como el destinatario de la ayuda del supuesto clásico. Hay muchas preguntas por hacerse. Una de ellas es: ¿En que año se iba a jugar el mencionado partido? Lo cierto es que no lo hemos podido corroborar hasta el momento.
La otra versión se remonta al Colegio Comercial Anglo Argentino, que había fundado don Isaac Newell. Allí los alumnos del internado jugaban a la pelota en el patio en los recreos. Según el imaginario popular las paredes de dicho establecimiento se asemejaban a las de un leprosario, por tal razón desde afuera les gritaban ¡leprosos!
En conclusión por una razón u otra Newell’s pasó a tener el mote de leproso, que es llevado con orgullo por sus hinchas, que cada vez que ven a su equipo corean alentando a La Lepra.
Nota: El Colegio Comercial Anglo Argentino, sito en la calle Entre Ríos 139, en 1928 pasó a ser la escuela Nacional n° 2.

domingo, 22 de agosto de 2010

Canallas


En la fotografía podemos observar la cancha del club Belgrano (en el medio de la foto), situada en el barrio homónimo, donde los hinchas de Central se convirtieron en "canallas" en el año 1928.
El mote de canallas es una marca registrada para los hinchas y jugadores de Rosario Central, ya que desde hace muchísimos años se los conoce con ese apelativo. Pero cual es el origen de dicho apodo. Hay dos hipótesis distintas en brega. La primera de las versiones indica que se organizó un partido entre los dos rivales más tradicionales de la ciudad de Rosario a beneficencia de los enfermos de lepra del Hospital Carrasco. El elenco auriazul se negó a disputar el mencionado encuentro, por ende se lo bautizó como canalla, ya que se había negado a jugar el cotejo en ayuda a aquellas personas que padecían el mal de Hansen. Esta teoría es la más difundida y aceptada por todos, pero lo cierto es que aun no hemos podido comprobar la fecha en que se llevaría a cabo el citado encuentro. Algunos historiadores lo ubican por la década de 1920, pero no dan más precisiones al respecto. Se podría decir que se ha convertido casi en un mito, que va más allá de su veracidad.
En contraposición se sitúa la segunda de las versiones, que parece tener más autenticidad, puesto que se menciona la fecha en la que se suscitó. Cuenta Cipriano Roldán en su obra titulada Anales del Fútbol Rosarino que en el mes de julio del año 1928 se enfrentaron los cuadros de Belgrano y Rosario Central, en la cancha que los primeros poseían en las intersecciones de las calles Marcos Paz, Derqui, Fraga y Perú. Se presumía que iba a ser un partido de alto riesgo, debido a que ambas parcialidades se tenían un cierto resquemor. Esa tarde el equipo celeste se impuso por 5 a 4, causando el malestar de los simpatizantes visitantes, que al momento de salir del reducto prendieron fuego las lonas que se habían colocado alrededor de la cancha para evitar la mirada de los curiosos ajenos a la contienda que estaban afuera. Lo peor sucedió cuando las llamas se expandieron por los cuatro rincones del terreno de juego. Al parecer los hinchas del conjunto local se enfurecieron de sobre manera por el terrible agravio contra sus instalaciones y comenzaron a insultar a sus oponentes. Según Roldán les gritaban a viva voz ¡Son unos canallas! ¡Son canallas!

sábado, 14 de agosto de 2010

Belgrano campeón rosarino de 1924

En la fotografía el elenco de Belgrano que se coronó campeón rosarino del año 1924.

El logro más importante en la historia del Club Atlético Belgrano fue el trofeo Nicasio Vila, que consiguió en 1924, consagrándose campeón rosarino de primera división, por única vez.
El certamen se desarrolló en una sola rueda y contó con la participación de 15 equipos.
El elenco celeste disputó 14 encuentros, de los cuales se impuso en once partidos, empató uno y perdió sólo dos, totalizando 23 puntos. Únicamente cayó ante Rosario Central por 1 a 0 y contra Newell’s por 2 a 0. En varios cotejos Belgrano goleó a su rival, ya que venció 5 a 0 a Nacional (hoy Argentino) y a Talleres; 6 a 2 a Provincial y 6 a 0 a Atlantic Sportsmen.
Cabe resaltar que al finalizar el campeonato tuvo que afrontar la disputa de dos encuentros de desempate, puesto que se registró una igualdad de puntos entre Tiro Federal, Rosario Central y Belgrano.
El primer partido lo jugó en la cancha de Newell’s el domingo 16 de noviembre ante el elenco auriazul, a quien derrotó por 1 a 0, con un gol marcado a los 17’ por Silvio Bearzotti. Una semana después, es decir el día 23, enfrentó en el cotejo decisivo a Tiro Federal.
El estadio leproso, donde se llevó a cabo la confrontación, contó esa tarde con un nutrido número de espectadores, que se dieron cita en el Parque de la Independencia para presenciar la definición del título de 1924.
El encuentro se tornó reñido y se alternaron las posibilidades de anotar. La jugada más clara de los primeros cuarenta y cinco minutos la produjo el cuadro tirolense sobre el final del mismo, al momento que Peruch estrelló un remate en el travesaño. Gran susto sufrió la hinchada del equipo papero, que tenía acreditadas esperanzas de coronarse en la liga por primera vez. En el complemento ese anhelo comenzó a concretarse, cuando a los cinco minutos la tribuna belgranense estalló en algarabía por la conquista señalada. Retrocedamos casi 86 años en el tiempo para repasar como si hubiésemos estado allí el gol que desató el jubiloso festejo celeste. Pastrana cedió el balón a Goicoechea que combinó una pared con Massei, luego el propio Goicoechea, que previamente había dejado a dos rivales en el camino, lanzó un certero centro, que conectó de cabeza Silvio Bearzotti. El frentazo del delantero de Belgrano quebró la resistencia del arquero Demarchi y se coló en la red. Ese fue el único tanto del compromiso, que catapultó a la cima al conjunto que lleva como nombre el apellido del creador de la bandera. Al término del partido la parcialidad del flamante campeón rosarino se retiró del Parque de la Independencia saltando de alegría. Posteriormente el festejo se trasladó a las calles del por entonces barrio Vila (hoy barrio Belgrano), donde las casas se adornaron con flores para agasajar a los vencedores. También en el Mercado Central (donde eran muchos integrantes del club, ya que lo fundaron empleados de dicho lugar) se celebró la hazaña con el plato típico de la institución, el arroz.

Las síntesis de los cotejos definitorios:
Semifinal
Disputado el 16 de noviembre de 1924.
Belgrano 1: Nicolás Santana; Gabriel Mujica y Florindo Bearzotti; Leandro Pastrana, Juan Beltramo y Manuel Martínez; Fernando Massei, Osvaldo Goicoechea, Francisco Montoglio, Silvio Bearzotti y Bonifacio Cabeza.
R. Central 0: Octavio Díaz; Octavio Montiquin y Félix Sarasibar; José Ariete, Domingo Izaga y Romeo Cerfoglio; Sandalio Arias, Antonio Macías, Harry Hayes, Luis Indaco y Bautista de Benedetti.
Gol: 17’ Silvio Bearzotti (B).
Árbitro: Teodoro Biener.
Cancha: Newell’s Old Boys.

Final
Jugado el 23 de noviembre de 1924
Belgrano 1: Nicolás Santana, Gabriel Mujica y Florindo Bearzotti, Manuel Martínez, Leandro Pastrana y Antonio Galli, Fernando Massei, Osvaldo Goicoechea, Silvio Bearzotti, Francisco Montoglio y Bonifacio Cabeza.
Tiro Federal 0: Gerardo Demarchi; Roberto Cochrane y Juan Cochrane; Enrique Uriarte, Santiago Morgoux y José Pignani; Eduardo Bonzi, Justo Pastor Romero, Agustín Peruch, Francisco Pagliarusco y Celestino López.
Gol: 50’ Silvio Bearzotti (B).
Árbitro: Teodoro Biener.
Cancha: Newell’s Old Boys.

Nota: Tras la igualdad de puntos entre tres equipos, la Liga Rosarina de Football organizó un desempate, en el cual por sorteo Belgrano enfrentó a Rosario Central en la semifinal y Tiro Federal esperó al ganador en la final.
También es menester remarcar que en ese año Belgrano cambió su divisa, que hasta 1923 era azul con rayas finitas amarillas, por la casaca celeste.

La campaña celeste
20-4-24 vs. R. Central 0-1
27-4-24 vs. Nacional 5-0
11-5-24 vs. Calzada 3-1
18-5-24 vs. Tiro Federal 4-2
29-5-24 vs. Newell's 0-2
1°-6-24 vs. Alberdi New Boys 2-1
8-6-24 vs. Sparta 1-0
15-6-24 vs. Riberas del Paraná 2-1
13-7-24 vs. Central Córdoba 3-3
27-7-24 vs. Estudiantes 4-2
3-8-24 vs. Rosario Puerto Belgrano 3-2
10-8-24 vs. Atlantic Sportsmen 6-0
7-9-24 vs. Talleres 5-0
19-10-24 vs. Provincial 6-2
Desempates
16-11-24 vs. R. Central 1-0
23-11-24 vs. Tiro Federal 1-0
Nota: El partido de la primera fecha del 20-4 ante R. Central se suspendió por lluvia cuando igualaban 0 a 0 al término del PT, luego se volvió a jugar integramente el 5 de octubre.

Posiciones Copa Vila 1924
Belgrano 23
Tiro Federal 23
R. Central 23
Central Córdoba 19
Nacional 18
Rosario Pto. Belgrano 18
Newell’s 17
Calzada 15
Talleres 12
Sparta 11
Alberdi New Boys 10
Riberas del Paraná 10
Estudiantes 6
Atlantic Sportsmen 3
Provincial 2

jueves, 5 de agosto de 2010

El primer clásico del profesionalismo y el penal más largo de la historia

Arturo Podestá acaba de convertir el penal más dilatado de todos los tiempos y toma la pelota para reanudar el juego.
Tras la creación de la Asociación Rosarina de Fútbol, el domingo 2 de agosto de 1931 los dos clubes más representativos de la ciudad se vieron las caras por primera vez en el nuevo marco del fútbol, que se había vuelto rentado. El encuentro se llevó a cabo en el estadio de Rosario Central, que contó con una numerosa concurrencia de público, que no quería perderse el gran choque. Cabe recordar que casi un mes antes se habían enfrentado por última vez en la Liga Rosarina. En aquella ocasión La Lepra se impuso por 2 a 1, por lo que existía un ánimo de revancha entre los hinchas canallas. El cotejo arrancó favorable a los rojinegros que a los 20’ lograron desnivelar el juego a su favor mediante un remate cruzado de Agustín Peruch que doblegó a Octavio Díaz y se transformó en la primera conquista de la tarde. Luego de esa acción la tribuna popular donde estaba ubicada la parcialidad visitante estalló en algarabía. No se alteró el marcador en los restantes minutos del primer período, por lo tanto Newell´s se fue al descanso con la mínima ventaja en su haber. En el complemento prosiguió la supremacía de Ñuls, que anotó un nuevo gol por intermedio de Ignacio González. Desde ese momento el ambiente se tornó bastante tenso, hubo algunas fricciones entre los jugadores que indicaban que la normalidad del cotejo podía alterarse. Cosa que finalmente ocurrió dos minutos después del segundo tanto rojinegro, en ese instante se produjo una jugada polémica que derivó en la suspensión del encuentro. La acción que desató los incidentes comenzó cuando Ramón Luna entró al área rival y al momento de sacar un disparo fue interceptado por Ildefonso Bureu, quien lo trabó. El delantero auriazul de todas formas pudo efectuar el remate que fue a parar a las manos de Gerónimo Díaz. Enseguida el árbitro Ángel Gámez sancionó la pena máxima, porque entendió que el defensor rojinegro había cometido una infracción. El penal no pudo ser ejecutado, debido a la incesante protesta de Alfredo Chabrolín, capitán de Newell’s, que se oponía a la sanción del juez. En tanto los jugadores locales insistían en que se pateara rápidamente. En definitivas se armó una gresca entre los protagonistas del partido. Chabrolín optó por irse de la cancha, medida que también tomaron los futbolistas de Central. En conclusión el encuentro se suspendió. Triste final para un duelo que prometía buen juego.
Posteriormente en una reunión del Consejo Directivo de la A. R. F. se resolvió reanudar el clásico, que comenzaría con la ejecución de la falta que originó los inconvenientes. Por tal razón el 20 del mismo mes se prosiguió el cotejo.
Nuevamente muchos aficionados asistieron a la contienda, cerca de veinte mil espectadores acudieron a Arroyito. Esta vez el réferi fue Humberto Scremín, que colocó la pelota en el lugar donde se patearía el penal, para que Arturo Podestá lanzara el disparo desde los doce pasos. Un intenso nerviosismo bajó desde las gradas hacia el campo de juego y una tremenda expectación se adueñó del estadio. Sonó el silbato del juez y Podestá lanzó el tiro que el arquero leproso rozó con las manos, pero Scremín ordenó la repetición del remate, alegando que Nazareno Luna, jugador canalla, invadió el área. Podestá volvió a efectuar el lanzamiento, que otra vez llegó a tocar el Oso Díaz, guardameta rojinegro, pero sin poder evitar que el balón besara la red y se transformara en el descuento auriazul. De esa manera se pateó el penal dieciocho días después de la fecha en que se tendría que haber ejecutado. Se podría decir que ese fue el penal más prolongado de la historia, incluso más extenso que el del cuento de Osvaldo Soriano, titulado El penal más largo del mundo (ambientado en un pueblito de la provincia de Río Negro en 1958), donde la pena máxima tardó una semana en llevarse a cabo. Aquí se demoró once días más.
Luego prosiguió el encuentro y el elenco visitante convirtió el tercero por intermedio de Galimberti, que puso el 3 a 1 final, con el que Newell’s se impuso en el primer clásico profesional de la ciudad de Rosario, que tuvo un desarrollo y epílogo dignos de ser publicados en una antología sobre cuentos de fútbol.
La síntesis Jugado el domingo 2 de agosto de 1931. Rosario Central: Octavio Díaz; Francisco De Cicco y Juan González; Arturo Podestá, Teófilo Juárez y Ernesto Cordone; Pascual Salvia, Nazareno Luna, Ramón Luna, Gerardo Rivas y Juan Francia. Newell’s Old Boys: Gerónimo Díaz; Ildefonso Bureu y Fermín Lecea; Alfredo Chabrolín, Alfredo Díaz y Antonio Denessine; Agustín Peruch, Napoleón Seghini, Ignacio González, Máximo Fernández y Pedro Galimberti. Árbitro: Ángel Gámez. Cancha: Rosario Central. Goles: 20’ Peruch (NOB), 24’ Ignacio González (NOB). Incidencias: El partido fue suspendido a los 26’.
Reanudación 20 de agosto de 1931 R. Central: Constantino Borio jugó en lugar de Teófilo Juárez, Evaristo Cerfoglio entró por Gerardo Rivas y José Borio suplantó a Juan Francia. Newell’s: Alfonso Etchepare reemplazó a Antonio Denessine. Árbitro: Humberto Scremín. Cancha: Rosario Central. Goles: 1’ Podestá -de penal- (RC) y 9’ Galimberti (NOB). Nota: Tras reanudarse el cotejo se jugaron los 64 minutos que restaban.
El arquero rojinegro Gerónimo Díaz atrapa la pelota ante un avance del delantero canalla Ramón Luna, que a su vez es interceptado por el zaguero Ildefonso Bureu (que en la foto aparece tapado). Fue la jugada que originó la suspensión del encuentro el domingo 2 de agosto de 1931. Luego se prosiguió el 20 del mismo mes.